De acuerdo con estudio, al elegir a un perro, las personas suelen guiarse por cuestiones emocionales antes que por aspectos claves de convivencia con la futura mascota. Aquí algunas recomendaciones para una buena elección.
Por Pablo Machuca
Ciudad de México, 19 de octubre (SinEmbargo/The Huffington Post).– «¡Qué mono!». «¡Ay, qué gracioso!». «¡Fíjate cómo me mira!». Éstas son las frases que más se suelen escuchar cuando alguien quiere adquirir un perro u otro tipo de mascota, un momento en el que la razón trata de luchar contra el corazón.
Para ayudar a equilibrar los sentimientos, la Fundación Affinity publicó hace unos días un estudio sobre los criterios que utilizamos a la hora de escoger un perro, con consejos para valorar criterios importantes como nuestro estilo de vida, las condiciones económicas y, por supuesto, las necesidades del animal.
En la elaboración del informe participaron 509 personas que contestaron un cuestionario de 25 preguntas a través de Internet, en las que se planteaban cuestiones relativas a su estilo de vida y conocimientos de las necesidades del perro.
La primera de las conclusiones que sacan los autores del informe es que los motivos emocionales copan cinco de las diez primeras razones para hacerse con un perro: tamaño, amor a primera vista, tipo de raza, edad del perro, «él me eligió a mí»… Las otras cinco son: el origen, «la forma en que me miró», «fue una petición», «fue el que más me gustó» y «parecía cariñoso».
«Elegimos a nuestros perros con la razón, mucho con el corazón, pero dejamos al margen aspectos clave para la convivencia futura», explica Isabel Buil, portavoz de la Fundación Affinity, en declaraciones a El Huffington Post. «Factores como qué actividades realizo fuera de casa o el tiempo que puedo destinarle, no los tenemos tanto en cuenta como el tamaño, la raza o el amor a primera vista», advierte.
El mismo día que presentó el estudio, la Fundación Affinity colocó un punto de información en el centro de Madrid donde cualquiera podía pasarse y hacer un test para conocer qué perro se adapta mejor a sus condiciones de vida. Después, con los resultados en la mano, podían hablar con dos etólogas de la Fundación que les ayudaban a elegir.
Una de ellas es Paula Calvo, quien reconoce que «muchas veces, la primera reacción al ir a adquirir un animal es puramente emocional» y que lo que la gente piensa es «quiero un bichito, que me dé cariño y con el que me sienta conectado».
Por ello, Calvo pide «reflexionar». «No podemos ser impulsivos al incorporar un nuevo miembro a la familia que tendrá sus necesidades y al que tendremos que dedicarle tiempo», explica la etóloga, que nos da los siguientes consejos a la hora de elegir a nuestro perro:
Analizar nuestro estilo de vida.
Calvo cree que debemos pensar en cuánto tiempo pasamos en casa y si vamos a tener una o dos horas para pasearlo. «Hemos de pensarlo antes y no decir ‘me he enamorado de este animal y me lo llevo a casa'», pide la experta.
Pensar qué actividad hacer con él.
La etóloga insta a los futuros dueños a que reflexionen sobre si quieren jugar con él, pasearlo «o estar en casa leyendo y que les haga compañía». La idea es saber si el perro va a encajar en nuestras expectativas diarias.
Los gastos que conlleva.
Calvo reclama una «tenencia responsable» del animal, ya que «hay que llevarlo al veterinario, censarlo, ponerle un chip y esterilizarlo» y todo eso conlleva «unos gastos» que hay que asumir.
Compensar los espacios.
Es decir, debemos tener en cuenta dónde vivimos, el tamaño de nuestra casa. La etóloga cree que se puede tener un perro grande viviendo en un piso pequeño sin espacio exterior, pero pide «compensarlo con más salidas a la calle» en ese caso. «El espacio es importante», indica.
Invertir en su educación.
Calvo recomienda acudir a educadores caninos o etólogos a la hora de educar al perro. «Porque le vamos a tener que educar, decirle dónde hacer las necesidades, qué puede o no puede tocar en casa, etc.», explica. La ayuda de un profesional nunca está de más.
Pensar en nuestras vacaciones.
«Muchas veces incorporamos al animal y no pensamos en que nos vamos de vacaciones», recuerda la experta, quien asegura que hay opciones para poder dejar a nuestra mascota el tiempo en que no estemos en casa, ya sean familiares, residencias caninas o profesionales caninos.
Atender también a la emoción.
Pese a todos los consejos anteriores, Calvo cree que tener un corazoncito también es importante porque «está muy bien reflexionar, pero hay que pensar en la parte emocional, que está ahí y esa conexión has de sentirla con el animal».
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